MALESTAR DOCENTE
No
podemos obviar el estado de opinión que existe entre los profesionales de la
enseñanza y buena parte de la sociedad, sobre lo difícil que es impartir clases
a los adolescentes de hoy. Este clima de insatisfacción, recoge consideraciones
negativas respecto a la falta de disciplina en nuestro alumnado, falta de apoyo
de padres y madres e incluso de la administración educativa, el importante
número de bajas entre docentes por enfermedades mentales (depresión, ansiedad,
etc.), determinadas rutinas perniciosas que se establecen en los centros y que
no permiten el desarrollo óptimo de la actividad profesional (falta de profesorado
de apoyo, inadecuación de horarios, las tutorías de las clases “más
conflictivas” son asumidas por profesorado recién llegado al centro, etc.).
Todo esto y más, hacen que la vivencia de su profesión por parte de muchos
profesores y profesoras, no se haga de manera positiva, lo que les llevará a
engrosar las filas de aquellos profesionales que sufren el día a día de su
trabajo, llegando poco a poco a mayores cotas de insatisfacción y “malestar
docente”.
A
nadie se le escapa que estas profesiones exigen entrega, implicación, ciertos
niveles de idealismo
y un
indudable servicio a los demás y si todo esto se asienta sobre una personalidad
“perfeccionista” con un alto grado de autoexigencia y con una gran tendencia a
implicarse en el trabajo, podemos finalmente obtener un desequilibrio entre las
expectativas individuales del profesional y la realidad del trabajo diario.
ANSIEDAD
Trastorno de ansiedad es un término general que abarca
varias formas diferentes de un tipo de enfermedad mental, caracterizada por
miedo y ansiedad anormal y patológica.
Cuando hablamos de ansiedad o trastorno de ansiedad, nos
estamos refiriendo a un enfermar psíquico perfectamente definido por una vivencia subjetiva anómala,
junto a unos síntomas somáticos que pueden corresponder a las manifestaciones
del estrés que se han exacerbado, y todo ello unido a una conducta ansiosa
observable.
Síntomas
Entre los síntomas subjetivos de ansiedad aparecen emociones displacenteras (intranquilidad, temores indefinidos, irritabilidad, impaciencia), dificultad de la atención y concentración (que lleva a una disminución de la memoria y del rendimiento intelectual) y en casos muy graves incluso sentimientos de extrañeza (bien respecto de sí mismo o respecto al mundo externo).
Entre los síntomas subjetivos de ansiedad aparecen emociones displacenteras (intranquilidad, temores indefinidos, irritabilidad, impaciencia), dificultad de la atención y concentración (que lleva a una disminución de la memoria y del rendimiento intelectual) y en casos muy graves incluso sentimientos de extrañeza (bien respecto de sí mismo o respecto al mundo externo).
Los más frecuentes suelen ser los relativos al tórax
(taquicardia, opresión en el pecho, palpitaciones, dificultad al respirar)
seguidos de los que afectan al sistema musculoesquelético (tensión muscular,
temblores, dolor de cabeza, sequedad boca, sudoración, sensación inestabilidad
y mareo) y por último los que conciernen al abdomen (nudo estómago, nauseas,
vómitos, diarrea o estreñimiento, mala digestión, meteorismo, alteraciones
sexuales). Es característica la hipervigilancia, apareciendo dificultad para
conciliar el sueño y volviéndose el sueño poco reparador, con pesadillas
frecuentemente.
Los síntomas conductuales propios de la conducta ansiosa son inquietud, desasosiego, incapacidad para estar quieto, movimientos repetitivos (frotar manos, tics). Junto a ella aparece una conducta inhibida, con dificultad para el contacto interpersonal y bloqueo para hablar y moverse.
Los síntomas conductuales propios de la conducta ansiosa son inquietud, desasosiego, incapacidad para estar quieto, movimientos repetitivos (frotar manos, tics). Junto a ella aparece una conducta inhibida, con dificultad para el contacto interpersonal y bloqueo para hablar y moverse.
Los más
frecuentes suelen ser los relativos al tórax (taquicardia, opresión en el
pecho, palpitaciones, dificultad al respirar) seguidos de los que afectan al
sistema musculoesquelético (tensión muscular, temblores, dolor de cabeza,
sequedad boca, sudoración, sensación inestabilidad y mareo) y por último los
que conciernen al abdomen (nudo estómago, nauseas, vómitos, diarrea o
estreñimiento, mala digestión, meteorismo, alteraciones sexuales). Es
característica la hipervigilancia, apareciendo dificultad para conciliar el
sueño y volviéndose el sueño poco reparador, con pesadillas frecuentemente.
Tratamiento
Desde el punto de vista clínico es
fundamental lograr un diagnóstico y tratamiento precoz. En atención primaria
todavía es difícil de diagnosticar en la práctica, pues los pacientes deciden
acudir a consulta después de la aparición de complicaciones como depresión
clínica o abuso de sustancias.
Entre las opciones de tratamiento
disponibles se puede percibir un cambio en el estilo de vida, medidas de educación
e higiene psicosocial, sobre todo en el control del estrés, diversas
modalidades psicoterapéuticas, especialmente la terapia
cognitivo-conductual,
y terapia farmacológica.
·
Psicoterapia
La terapia
cognitivo-conductual ha demostrado ser altamente eficaz
para los diversos trastornos de ansiedad. Esta
terapia trabaja dos componentes principales de la psique humana, las cogniciones o pensamientos y la conducta. Por ejemplo, en el caso de la fobia
social la modificación cognitiva ayuda al paciente a cuestionarse algunos de
sus temores, como el de estar siendo observado o juzgado continuamente por los
demás. El componente conductual busca cambiar las reacciones de ansiedad
provocadas por la situación, principalmente a través de estrategias de
exposición y desensibilización
sistemática. Mediante
la terapia cognitiva se intenta identificar y modificar los pensamientos
disfuncionales,
automáticos o irracionales que generan respuestas inadaptativas.
·
Farmacoterapia
Cuando la medicación está indicada por
psiquiatras especialistas, generalmente se recomienda la toma de fármacos
antidepresivos conocidos como ISRS,
como medicamentos de primera elección. Las benzodiacepinas a veces están indicadas para
tratamientos de corta duración. Actualmente se consideran fármacos de segunda
línea de tratamiento por los efectos secundarios que acarrean, como el
deterioro de las funciones cognitivas y el riesgo de dependencia.
ESTRÉS
El término estrés se emplea generalmente refiriéndose a tensión
nerviosa, emocional o bien como agente causal de dicha tensión.
El estrés incluye 'distrés', con consecuencias negativas para el sujeto sometido
a estrés, y 'eustrés', con consecuencias positivas para el sujeto
estresado. Es decir, hablamos de eustrés cuando la respuesta del sujeto al
estrés favorece la adaptación al factor estresante. Por el contrario, si la
respuesta del sujeto al estrés no favorece o dificulta la adaptación al factor
estresante, hablamos de distrés.
Cuando
estas respuestas se realizan en armonía, respetando los parámetros fisiológicos
y psicológicos del individuo, son adecuadas en función de la demanda y se
consume biológica y físicamente la energía dispuesta por el Sistema General de
Adaptación, adoptamos el concepto de “estrés” como
“euestrés”.
No será hasta llegar a la situación límite de nuestra capacidad de control,
cuando se produzcan las consecuencias negativas por su permanencia (cronicidad)
o por su intensidad (respuesta aguda). Sin embargo, sin llegar a situaciones
extremas, es positiva cierta dosis de estrés, necesaria para permanecer alerta
ante el constante cambio, para que desarrollo y adaptación logren un ajustado
equilibrio para proceder con normalidad.
Síntomas
Como
proceso; los síntomas del estrés van apareciendo lentamente con el paso del
tiempo, lo que incluye estresores y tensiones, es un proceso difícil de parar
incluso cuando el factor desencadenante ya ha desaparecido. Este proceso
implica ajustes e interacciones continuas (transacciones) entre la persona y el
medio. El estrés se produce como consecuencia de un desequilibrio entre las
demandas del ambiente (estresores internos o externos) y los recursos disponibles
del sujeto (Lazarus y Folkman, 1986).
Hacer
frente a los problemas supone un esfuerzo constante para dominar esas
“situaciones negativas” que, algunas veces, se hacen presentes en la vida de
todos los individuos. Depende entonces del sujeto, de su capacidad para manejar
las situaciones; de sus esfuerzos por controlar; en definitiva, de su capacidad
de adaptación, que su estrés se convierta en euestrés o distrés.
No
obstante, me gustaría hacer hincapié, en como el medio puede ejercer una
presión tal sobre el individuo, tanto se reciba de manera consciente o
inconsciente, que puede llegar a desbordar la capacidad de adaptación, pudiendo
llegar a generar graves patologías.
Podemos circunscribir el concepto de estrés al ámbito de trabajo
de los individuos, de tal modo que su definición podría ser el desequilibrio
percibido entre las demandas profesionales y la capacidad de la
persona para llevarlas a cabo.
Es precisamente el concepto de subjetividad individual, de
percepción acorde con la personalidad,
lo que genera las mayores discusiones entre los especialistas en
cuanto a las repercusiones jurídicolaborales del estrés como enfermedad
profesional o laboral.
El mecanismo de respuesta por excelencia, previa valoración de un
estresor, es la lucha o huida.
Si estas situaciones de estrés se dan en el plano laboral (algunos
ejemplos pueden ser la inseguridad, la competencia, la búsqueda de eficacia,
etc.), nos encontramos con que no podemos luchar con el gasto energético
correspondiente, ni tampoco, teóricamente responder con la huida (escapar del
distrés).
Es claro que la huida en el ámbito laboral es el absentismo, que
junto con las enfermedades laborales son índices elocuentes de la repercusión
del estrés organizacional sobre los trabajadores.
El desarrollo tecnológico ha provocado que el trabajo manual, artesanal,
creador y fuente de buen
estrés sea reemplazado, a veces, por un trabajo mecanizado,
automatizado, en cadena, a veces eficaz,
pero demasiado veloz, quizás menos fatigoso físicamente, pero
causante de distrés por mayor estímulo
psicológico e intelectual.
También
estaremos de acuerdo en que nuestra sociedad “organizada” pide a sus miembros
una
calma
“aparente” y que soporten presiones sin protestar, lo que potencia los factores
causantes de estrés.
Esta
situación de imposibilidad de modificar el estresor, estando sometido al mismo
tiempo a importantes presiones psicológicas, conlleva a salidas como, por
ejemplo, el cigarrillo, el alcohol, los psicofármacos, las drogas en general e
incluso obesidad...que termina agravando el distrés y sumando factores de
riesgo.
SÍNDROME
DE BURNOUT
También
llamado síndrome de desgaste o del quemado se puede considerar un trastorno adaptativo
crónico y puede manifestarse tanto por un excesivo grado de exigencia como por
escasez de recursos. el síndrome de burnout como una respuesta a un estrés
emocional crónico caracterizado por agotamiento físico y psicológico, actitud
fría y despersonalizada en la relación con los demás y sentimiento de
inadecuación a las tareas que se deben realizar.
En este síntoma, nos encontramos con trabajadores, como
profesores, que se enfrentan a una carga afectiva importante y acaban perdiendo
el interés. Ofrecen un trato deshumanizado a sus alumnos, a los que ven como
enemigos porque están desmotivados y emocionalmente exhaustos por su trabajo.
Síntomas
Tenemos entonces que el Burnout se caracteriza
sintomatológicamente:
1) COMO ESTADO:
a) “Agotamiento emocional: ansiedad, labilidad con tendencia a la
irritación y cierto abatimiento depresivo.
b) Sentimiento de inadecuación profesional: El sujeto se siente en
dificultades o impotente para
responder a las distintas y cambiantes facetas del desempeño de su
tarea. Este mismo hecho
repercute en la aparición de una autoimagen, que oculta, la falta
de competencia y un deseo de cambiar de puesto, en muchas ocasiones hacia
arriba en el escalafón, bajando su rendimiento y la calidad de sus
prestaciones.
c) Bajada o pérdida de la autoestima profesional: Esta,
evidentemente, repercute en la autoestima
personal, aumentando frente a ella el distanciamiento con
compañeros y usuarios, ante los que con frecuencia se presentan
autodefiniéndose como hipercompetentes.
d) Modificación de los modos de relación con los compañeros de
trabajo y los usuarios de los servicios: Nos encontramos con que la relación
pone de manifiesto componentes de inhibición, frialdad y distancia, al tiempo
que se convierte en acusatoria hacia los demás de los deterioros en el trabajo;
suelen aparecer descalificaciones masivas e inadecuadas de compañeros y
usuarios, también se ha detectado el empleo, en ocasiones, de formas de humor
más o menos sarcástica.
e) Aumento de la percepción y de la expresión de insatisfacción en
el trabajo: Se detectan situaciones de sobrecarga, ambigüedad y conflicto de
roles, quejas salariales fuera de contexto y todo ello con un esfuerzo
racionalizador en su expresión pero inoperante para su abordaje.
f) Conflictos interpersonales: En ellos aparece como común
denominador la insensibilidad y la hostilidad más o menos encubierta. Estos
conflictos pueden orientarse tanto hacia los compañeros como hacia los usuarios
y en situaciones más extremas invadir otras esferas tanto del organigrama como
extralaborales.
g) Alteraciones físicas y comportamentales: En ocasiones pueden
aparecer síntomas del tipo: insomnio, cansancio excesivo, dolores de cabeza y
otros, así como aumento en el consumo de tabaco, café, fármacos, agresividad
tanto con compañeros y/o usuarios como familia, vecinos...”
Como se puede comprobar, es
más fácil describir el Burnout que definirlo.
El rasgo fundamental del Burnout es el cansancio emocional y la
sensación de no poder dar más de
sí mismo, para poder protegerse de ese sentimiento negativo, el
sujeto trata de aislarse de los demás,
desarrollando una actitud impersonal hacia los usuarios y los
compañeros, mostrándose cínico, utilizando etiquetas despectivas o bien
haciendo a los demás responsables de sus frustraciones.
Muchos
autores, consideran la ausencia de un apoyo significativo, como un factor clave
para que se
produzca
el “desgaste”. De la misma manera, se ha denotado la presencia de líderes que
únicamente aportan retroalimentación negativa en ambientes laborales con gran
presencia del fenómeno Burnout, frente a bajos niveles del síndrome, en
ambientes con altos niveles de apoyo sin reducir la autonomía de los sujetos.
Causas
A
continuación se exponen los desencadenantes más potentes de Burnoutido citando:
1)
Las relaciones interpersonales en el trabajo.
2)
Encontrarse insatisfecho con su rol.
3)
Experimentar altos niveles de estrés en el trabajo.
4)
Sentimientos de apatía y claudicación.
5)
Recibir apoyo inadecuado.
Hemos
podido comprobar que el síndrome es un patrón de síntomas, actitudes y
conductas que varían en cada sujeto.
DEPRESIÓN
Una alteración del
estado de ánimo, caracterizada principalmente por tristeza y disminución de la
autoestima
La depresión desde
nuestro punto de vista consiste en una enfermedad y remarcamos lo de
enfermedad, que es tratable y que afecta básicamente al estado de ánimo del que
la padece provocando una profunda sensación de tristeza que hace disminuir la
autoestima personal y que bloquea psíquicamente a quien la padece.
La depresión es más común entre las maestras, por el manejo de adolescentes. "Ellas son capaces de sentir lo que viven sus alumnos, pues asumen su rol maternal", Yaneth Sofía Rodríguez, asesora del Ministerio.
La depresión es más común entre las maestras, por el manejo de adolescentes. "Ellas son capaces de sentir lo que viven sus alumnos, pues asumen su rol maternal", Yaneth Sofía Rodríguez, asesora del Ministerio.
Causas de la depresión
El no cumplimiento de las expectativas que
motivan a los docentes son, indudablemente una de las causas de depresión.
Perspectiva cognitiva:
·
Percepción de
Control en el ámbito docente
La falta de control en el ámbito docente es el
principal causante de malestar docente. Se dice que existe una imposibilidad
inherente al ámbito escolar para mantener un control efectivo por la
imprevisibilidad, la cantidad de eventos nuevos que suceden en la escuela. Y
esto es más contundente dentro del aula causando mayores niveles de estrés.
Según el estudio realizado por esta profesora, existe una relación inversa
entre control y depresión, a menor control, mayor grado de depresión.
·
Atribuciones
causales sobre el rendimiento y sobre la conducta de los alumnos
Lo que los profesores piensen en relación a
las causas de us fracasos condicionará sus expectativas futuras, sus emociones
y sus conductas. Si el docente, ante los fracasos de los alumnos realiza
atribuciones causales negativas, se verá perturbado inmediatamente por una
serie de sentimientos negativos que le impedirán pensar con eficacia, se
desmotivará y aumentarán sus fracasos cayendo pues en la depresión.
·
Las
expectativas como mediador cognitivo
Dos
tipos de expectativas:
a)
Expectativas
de eficacia personal, es la creencia que se tiene de que se es capaz de
realizar cierto resultado.
b)
Expectativas
de resultado, es creer que realizando determinada conducta se obtendrá un
cierto resultado.
No tendrá la misma repercusión sobre el
docente el que piense que no él no puede hacer nada para solucionar un
conflicto (primer caso), a que piense que nadie puede hacer nada (segundo
caso), evidentemente, las consecuencias serán más nefastas en el primer caso
que en el segundo.
·
Que
piensan los docentes
Por otro lado, los profesores y maestros
tienen su propia opinión sobre que factores son más importantes con respecto a
la depresión, los señalamos a continuación.
1.
La cantidad
de trabajo que les "sobrepasa" ya sea por falta de tiempo o de exceso
de tareas.
2.
La sobrecarga
de tipo emocional (se les exige que se impliquen a nivel personal con los
alumnos, padres, sociedad... en relaciones que son conflictivas),
3.
Ambigüedad de
rol o grado en el que el profesor no tiene claro cuál es su rol como docente,
qué se espera de él por parte del Centro, los alumnos, los padres y la sociedad
en general,
4.
Conflicto de
rol o grado en el que el profesor percibe instrucciones contradictorias
respecto a cuáles son sus cometidos laborales,
5.
Falta de
apoyo social por parte de compañeros, centro, etc.
6.
Falta de
coordinación entre los compañeros en realizar trabajo en equipo,
7.
Desmotivación,
apatía e indisciplina por parte de los alumnos,
8.
Obstáculos
técnicos como problemas en el material didáctico y fallos y/o averías en la
infraestructura y/o instalaciones.
Repercusiones de la
depresión de los docentes.
En este apartado hablaremos de las
repercusiones que tiene la depresión de los docentes, por un lado repercusiones
sobre la propia salud y por otro lado, repercusiones en el ámbito escolar.
·
Repercusiones
sobre la propia salud:
El agotamiento docente puede repercutir en la
salud física o mental. Las consecuencias en la salud, siguen un proceso gradual
y creciente desde el punto de vista de la gravedad y, afortunadamente,
decreciente respecto del número de docentes afectados.
Es casi generalizado en el docente afectado el
estado de agotamiento y la sensación de cansancio físico permanente así como
altos niveles de ansiedad haciendo aparición el síndrome del estrés. Se genera
un fuerte sentimiento de depreciación propia y se autoculpabiliza ante la
incapacidad de mejorar la enseñanza, este sentimiento afecta no solo al ámbito
laboral, sino también al ámbito social y personal.
·
Repercusiones en
el ámbito escolar:
Se puede observar que existen dos grandes
bloques de estudio, por un lado tenemos las repercusiones de la depresión
cuando el afectado es el alumno y por otro lado, el que nos interesa aquí,
tenemos las repercusiones cuando el afectado es el docente.
En este segundo caso, la depresión afecta a la
figura del docente, y evidentemente, el padecimiento de este trastorno,
afectará desde la base misma, el funcionamiento y desenvolvimiento normal de la
vida de la persona que lo sufre.
El proceso se inicia con la aparición de
sentimientos de desconcierto e insatisfacción, que surgen por la influencia
directa o indirecta de los factores relacionados con el entorno laboral. Estos
sentimientos generan el desarrollo de esquemas de inhibición en la actuación
con los alumnos y, en general, en toda la actividad educativa
Las reacciones más frecuentes por parte de los
docentes son la inhibición en el desempeño de la tarea y el absentismo laboral,
además, se frena la implicación personal y, en consecuencia, se despersonaliza
la enseñanza y la relación con los alumnos. En muchos casos, el absentismo
laboral termina con un abandono de la profesión.
Por tanto, las consecuencias de la enfermedad
afectarán de forma directa y multiplicativa a todo lo relativo al ámbito
laboral y los primeros afectados de este ámbito laboral, sin ninguna duda son
los propios alumnos.
En las primeras etapas educativas, los alumnos
se encuentran en pleno desarrollo evolutivo, y este desarrollo se produce
siempre en compañía y bajo la supervisión del docente que es un guía,
evidentemente, si la persona que guia el pleno desarrollo evolutivo de estos
alumnos padece de depresión, esto afectará de forma directa en la formación y
consolidación de la personalidad de los alumnos. Estos se convierten en
receptores globales y directos de su acción y asimilan con muy poca o ninguna
capacidad de discriminación todo lo que el docente les transmite y no solo en
cuanto a contenidos, sino también en cuanto a actitudes, sensaciones,
reacciones… En muchos casos el docente, de forma consciente o inconsciente, se
convierte en un modelo a emular y a seguir y esta influencia es innegable.
Los efectos patológicos de cualquier
enfermedad ejercen lógicamente una influencia considerable que matiza y
condiciona la forma de desempeñar la tarea docente. Pero deben tenerse en
cuenta también el gran conjunto de variables que condicionan lo efectos, entre
ellos, la edad de los alumnos, el estilo educativo del docente, la materia
impartida, lo severa que sea la depresión, la personalidad, no solo del
docente, sino también de los alumnos…
Si la depresión llega a un punto de afectación
muy grande, se hace necesario el cese de la actividad docente, puesto que lo
que ha desencadenado la enfermedad a sido precisamente el contexto laboral. Es
del todo necesaria una médica y psicológica para facilitar, la curación. Una
vez alcanzado el objetivo de remisión de la enfermedad y cuando se vuelva a la
actividad docente, sería muy conveniente poder contar con estrategias de
prevención que impidan una posible futura recaída.
La vocación docente que anima, en definitiva,
el rol del profesor hoy en discusión, constituye una pieza clave en el
engranaje del funcionamiento de la sociedad y, lo que es más importante, del
futuro de la sociedad. Por este motivo no se puede dejar de trabajar para
devolver a esta “pieza clave” su propia identidad, de forma que pueda seguir
desempeñando la tarea que le corresponde. Si no es así, privaremos a la
sociedad, y al futuro de la sociedad, de la beneficiosa, única e insustituible
acción que al docente sólo compete y que nadie en su lugar puede realizar,
creando, de este modo, lagunas y omisiones que tarde o temprano podrían llegar
a manifestarse como daños irreparables a nuestros educandos en formación.
Como prevenir y tratar la depresión
La función del maestro o del profesor es una
función con gran trascendencia social y cultural. Por las manos de un mismo
maestro pueden pasar a lo largo de su vida laboral miles de alumnos que se ven
afectados por dicho maestro y sus circunstancias.
Por esto, el problema de la depresión puede
ser muy grave porque un maestro con depresión puede afectar a miles de alumnos
y como hemos visto no se trata de un problema que afecta a un número bajo de
docentes sino que afecta a bastantes de estos.
Por todo esto consideramos de suma importancia
otorgar a los docentes las armas para prevenir la depresión, y en caso de
padecerla, los mecanismos para tratarla y poder superarla.
Hacer ejercicio físico regular y sentirse útil
son claves para prevenir la depresión y la soledad. También que hablar es bueno desde el punto de
vista Psicológico, Está demostrado que las personas que forman parte de un
grupo familiar, de amigos, religioso, deportivo... superan mejor la adversidad
que quienes se sienten aislados. También es bueno escribir lo que se siente,
porque hay gente que escribe con más facilidad que hablar.
Hay algunas pautas que pueden ser útiles para
evitar caer en la depresión y facilitan salir de ella cuando esta recién asoma,
es leve o moderada y se trata de una de una respuesta a una situación temporal:
Establecer una red de soporte social y amistades. Agrupaciones, grupos parroquiales, cursos de idiomas, artes, computación, trabajo social, colonias de extranjeros, etc.
Ocupar el tiempo en actividades nuevas y productivas. Muchas veces caemos en una rutina de actividades reducidas sin darnos cuenta, trayendo como consecuencia el empobrecimiento de nuestras relaciones humanas, culturales y económicas. Es conveniente romper esa rutina realizando alguna actividad que nos hubiera gustado desarrollar y hemos pospuesto.
Tener un programa moderado y constante de ejercicios. Ya está comprobado que existe un compuesto hormonal que está relacionado al "tono vital", se le llama endorfina, que junto con la serotonina son las "hormonas de la alegría", el cuerpo las sintetiza naturalmente al realizar ejercicio muscular intenso en forma regular. Los diferentes tipos de danza son una buena alternativa.
Poner más atención al cuidado físico y arreglo personal. Al inicio de la depresión se aprecia despreocupación en el cuidado de la apariencia personal, lo que a su vez hace que al vernos al espejo o recibir comentarios al respecto nos sintamos peor todavía.
Estos consejos pueden ser efectivos para prevenir la depresión o cuando está en su fase de inicio y el origen no es de mayor relevancia para los planes y metas de vida de la persona.
Sin embargo si esta se debe a la pérdida real o virtual de alguien que constituye un eje afectivo en la vida del sujeto, si la depresión ya está instalada por más de 3 meses, si está asociada a la presencia de ansiedad, con dolor existencial e interfiere en la efectividad laboral; entonces no sólo es necesaria la psicoterapia, sino que puede ser conveniente el uso de psicofármacos para compensar bioquímicamente a la persona y es el psiquiatra el profesional indicado para recetarlos.
Desde luego que no es suficiente con el tratamiento farmacológico, también es necesaria la psicoterapia a fin de "reparar" las estructuras mentales y afectivas que han sido afectadas por el evento o situación desencadenante; igualmente es necesario guiar o acompañar a la persona en la re elaboración de su "nueva vida" y el proceso psicoterapéutico debe ser conducido por un profesional debidamente entrenado.
Es conveniente señalar que se debe ser muy cuidadoso al "aconsejar" o "intervenir" en los casos de depresión, especialmente si no se ha realizado la evaluación que permita conocer el nivel de profundidad y las causas de la misma, pues si bien existen que algunas que son "fácilmente manejables" y nuestra intervención puede o no tener mayor trascendencia, igualmente hay otras en las que el daño a la integridad de la personalidad es tal que un desacierto puede conducir a un desenlace lamentable.
Establecer una red de soporte social y amistades. Agrupaciones, grupos parroquiales, cursos de idiomas, artes, computación, trabajo social, colonias de extranjeros, etc.
Ocupar el tiempo en actividades nuevas y productivas. Muchas veces caemos en una rutina de actividades reducidas sin darnos cuenta, trayendo como consecuencia el empobrecimiento de nuestras relaciones humanas, culturales y económicas. Es conveniente romper esa rutina realizando alguna actividad que nos hubiera gustado desarrollar y hemos pospuesto.
Tener un programa moderado y constante de ejercicios. Ya está comprobado que existe un compuesto hormonal que está relacionado al "tono vital", se le llama endorfina, que junto con la serotonina son las "hormonas de la alegría", el cuerpo las sintetiza naturalmente al realizar ejercicio muscular intenso en forma regular. Los diferentes tipos de danza son una buena alternativa.
Poner más atención al cuidado físico y arreglo personal. Al inicio de la depresión se aprecia despreocupación en el cuidado de la apariencia personal, lo que a su vez hace que al vernos al espejo o recibir comentarios al respecto nos sintamos peor todavía.
Estos consejos pueden ser efectivos para prevenir la depresión o cuando está en su fase de inicio y el origen no es de mayor relevancia para los planes y metas de vida de la persona.
Sin embargo si esta se debe a la pérdida real o virtual de alguien que constituye un eje afectivo en la vida del sujeto, si la depresión ya está instalada por más de 3 meses, si está asociada a la presencia de ansiedad, con dolor existencial e interfiere en la efectividad laboral; entonces no sólo es necesaria la psicoterapia, sino que puede ser conveniente el uso de psicofármacos para compensar bioquímicamente a la persona y es el psiquiatra el profesional indicado para recetarlos.
Desde luego que no es suficiente con el tratamiento farmacológico, también es necesaria la psicoterapia a fin de "reparar" las estructuras mentales y afectivas que han sido afectadas por el evento o situación desencadenante; igualmente es necesario guiar o acompañar a la persona en la re elaboración de su "nueva vida" y el proceso psicoterapéutico debe ser conducido por un profesional debidamente entrenado.
Es conveniente señalar que se debe ser muy cuidadoso al "aconsejar" o "intervenir" en los casos de depresión, especialmente si no se ha realizado la evaluación que permita conocer el nivel de profundidad y las causas de la misma, pues si bien existen que algunas que son "fácilmente manejables" y nuestra intervención puede o no tener mayor trascendencia, igualmente hay otras en las que el daño a la integridad de la personalidad es tal que un desacierto puede conducir a un desenlace lamentable.
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